Es la mejor imágen que encontré de éste teléfono. Viejo como la roña. |
Ese armatoste me gustaba por la sofisticación que le daba su "tapa" para cubrir las teclas y al mismo tiempo contestar. Además de que tenía un manos libres con radio FM (¡wow!).
Por una cosa u otra, ese teléfono dejó de funcionar y dejó de ser mío. Aún sigue perdido entre recuerdos en alguna caja en el segundo piso de mi casa.
Después de ése teléfono tuve un Sony-Ericsson T106, del clásico modelo de "barra" que empezaba a popularizarse. Era el año 2004.
Este pequeño me dió muchas alegrías. |
Era un teléfono bonito, para mi gusto, era monocromático y tenía uno o dos juegos muy sencillos que me gustaban, además de que podías crear tus propios tonos (¡wow!) y utlizarlos.
Como todo por servir se acaba y acaba por no servir, empezó a tener fallas y tuvo que ser reemplazado. De igual forma, ése teléfono aún anda rondando los polvosos rincones olvidados de mi casa.
Aprovechando la oferta que me hacía un buen amigo, me hice de un teléfono BenQ que la verdad, no puedo recordar el modelo, pero sé que era igual de barra. Era el primer teléfono con cámara que tenía (¡wow!) y de hecho se me perdió con un par de fotos en él.
Después volví con la familia Sony-Ericsson con un k300. Y si, tengo que confesarlo, elegí ese modelo porque era el mismo que tenía mi entonces novia, y se me hacía muy práctico y funcional. Si mal no recuerdo fue mi abuela (QEPD) quien me patrocinó ése teléfono, y desde entonces ése es el número telefónico que tengo.
¡Cuántos recuerdos! |
Éste teléfono vaya que le dí uso: le compré un adaptador USB a infrarojo para pasar todas las fotos y videos que tomaba (algunos privados, confieso) y para pasarle juegos y fondos y tonos... Se llevaba muy bien con mi PDA Dell Axim x51v la cual, dicho sea de paso, vendí y aún no me pagan. Y eso fue hace unos 4 años.
Creo que éste teléfono lo recuerdo con cierto cariño, pues por él transitaron cantidad de mensajes de texto, fotos y videos en un momento muy especial de mi vida. Y nunca me falló.
Recuerdo que fue una fiesta por Plaza Aragón, el cumpleaños de un compañero de la escuela. Recuerdo también que estaba mi (en ese momento) ex-novia y que me puse una borrachera monumental. Recuerdo que fui al baño, drené mis líquidos, jalé la palanca del WC, saqué mi celular para ver la hora (tenia un compromiso al cual no podía faltar... hasta el Metro Cuitláhuac) y así, sin más, mi teléfono decidió conocer el inodoro.
Al ver la pantalla prendida dentro del agua (ya limpia, por suerte) del inodoro, pensé que no sufriría mayor daño, así que entre mi nebulosa ebriedad metí la mano, lo saqué y de inmediato... lo enjuagué.
Por obviedad mi teléfono empezaría a fallar, primero la cámara, luego el micrófono, después el auricular.
No tardé mucho en cambiarlo por otro modelo de la misma familia Sony-Ericsson, el k510. Me acuerdo que lo vi en un distribuidor de Telcel (Tel-Hell para los cuates) que estaba dentro de la pequeña plaza que comprende el Cinemex Real, cerca del Metro Hidalgo, en alguna de las frecuentes visitas que le hacíamos mi entonces novia y yo. Me gustó el modelo, me gustó el precio, así que decidí que ése sería el sucesor.
Mejor cámara, mejor sonido, prácticamente lo mismo que el k300 pero éste ya tenía interfaz directa al USB y manos libres por Bluetooth (¡wow!).
Ése teléfono me duró lo último que me faltaba de la carrera y parte de mi etapa laboral. También le tengo cierto cariño puesto que en él también tuve varias fotos y videos que aún conservo, como las de mis viajes a Japón y Estados Unidos en 2008 y 2009 respectivamente. Y sí, ese teléfono aún lo tengo guardado en mi ropero. No le falla nada.
Y fue entonces en el que el futuro me alcanzó y di el salto a los smartphones con un flamante Sony-Ericsson (será que nunca me dieron mucha lata y por eso no cambiaba de marca) Xperia X10a. El grande, no el pequeñuelo que con esfuerzo puedes leer lo que dice.
Recuerdo que fue en diciembre del 2010 cuando me hice de ése teléfono y yo era la envidia de mis compañeros de trabajo, tanto así que hasta me dijeron que tenía "teléfono de manager".
Me gustó porque era la novedad en aquel entonces, y porque tenía sistema operativo Android 2.2 (¡wow!) y porque... ¡es un smartphone! el cual esta vez me hizo compañía a mi viaje a Texas del año pasado.
También en él guardé muchos momentos especiales, sobre todo conciertos y reuniones familiares. También circularon por él muchos mensajes de texto y llamadas que harían cambiar, de una forma u otra, el rumbo de mi vida. Su versatilidad para conectarse a la red 3G, WiFi, Bluetooth, su excelente cámara de 8MP y su interfaz muy sencilla de manejar me encantaron. Ahora le pertenece a un buen amigo mío, ya que lo conservé prácticamente intacto debido a que desde nuevo lo protegí con carcasa y mica en la pantalla.
Y fue hasta el pasado junio que decidí cambiar a Samsung. No me quejo (mucho), el Galaxy S Advance es un buen teléfono, aunque con el pasar de los días le he encontrado varias desventajas con respecto a su antecesor, como el hecho de carecer de LEDs de notificación y que no se accede a él como una memoria USB, sino que es una interfaz estilo iPod (¿será por éso que Apple los demandó?) en la cual no puedes acceder a los archivos como si de una memoria se tratase.
Será que los tiempos cambian y la comunicación móvil ya no es un lujo, sino una necesidad para el ciudadano clasemediero común y corriente. Será que la paranoia de poder saber de tus familiares o amigos de inmediato por si "algo sucede".
Digo, a fin de cuentas nuestros padres sobrevivieron décadas con el teléfono de monedas...
Me gustaba traerlo en su funda de piel en el cinturón. |
Mejor cámara, mejor sonido, prácticamente lo mismo que el k300 pero éste ya tenía interfaz directa al USB y manos libres por Bluetooth (¡wow!).
Ése teléfono me duró lo último que me faltaba de la carrera y parte de mi etapa laboral. También le tengo cierto cariño puesto que en él también tuve varias fotos y videos que aún conservo, como las de mis viajes a Japón y Estados Unidos en 2008 y 2009 respectivamente. Y sí, ese teléfono aún lo tengo guardado en mi ropero. No le falla nada.
Y fue entonces en el que el futuro me alcanzó y di el salto a los smartphones con un flamante Sony-Ericsson (será que nunca me dieron mucha lata y por eso no cambiaba de marca) Xperia X10a. El grande, no el pequeñuelo que con esfuerzo puedes leer lo que dice.
¡Un teléfono inteligente! |
Recuerdo que fue en diciembre del 2010 cuando me hice de ése teléfono y yo era la envidia de mis compañeros de trabajo, tanto así que hasta me dijeron que tenía "teléfono de manager".
Me gustó porque era la novedad en aquel entonces, y porque tenía sistema operativo Android 2.2 (¡wow!) y porque... ¡es un smartphone! el cual esta vez me hizo compañía a mi viaje a Texas del año pasado.
También en él guardé muchos momentos especiales, sobre todo conciertos y reuniones familiares. También circularon por él muchos mensajes de texto y llamadas que harían cambiar, de una forma u otra, el rumbo de mi vida. Su versatilidad para conectarse a la red 3G, WiFi, Bluetooth, su excelente cámara de 8MP y su interfaz muy sencilla de manejar me encantaron. Ahora le pertenece a un buen amigo mío, ya que lo conservé prácticamente intacto debido a que desde nuevo lo protegí con carcasa y mica en la pantalla.
Y fue hasta el pasado junio que decidí cambiar a Samsung. No me quejo (mucho), el Galaxy S Advance es un buen teléfono, aunque con el pasar de los días le he encontrado varias desventajas con respecto a su antecesor, como el hecho de carecer de LEDs de notificación y que no se accede a él como una memoria USB, sino que es una interfaz estilo iPod (¿será por éso que Apple los demandó?) en la cual no puedes acceder a los archivos como si de una memoria se tratase.
A pesar de los contras, me gusta. |
Será que los tiempos cambian y la comunicación móvil ya no es un lujo, sino una necesidad para el ciudadano clasemediero común y corriente. Será que la paranoia de poder saber de tus familiares o amigos de inmediato por si "algo sucede".
Digo, a fin de cuentas nuestros padres sobrevivieron décadas con el teléfono de monedas...
2 comentarios:
debrías regalarme un celular.
Yo nadamás he tenido cuatro celulares y todos han sido de este, de aquel o del de más aquel, así que mio mio mio no he tenido nada, soy un fracaso en eso de los celulares, snif. :)
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