jueves, 20 de octubre de 2011

25

Richardson, Texas; a 20 de octubre de 2011.


 Este post no podía faltar, ya que ha venido siendo tradición desde hace ya algunos años.

Vuestro Humilde Narrador hoy cumple un cuarto de siglo de vida. 25 años que se han ido como un suspiro.

Y éste cumpleaños es diferente, pues estoy lejos de casa. Al norte del norte, como dice Nacho Vegas.

Pasar mi primer cumpleaños fuera de la casa de mis papás es un tanto difícil, triste quizás. Supongo que es una especie de premonición, una especie de ensayo de lo que será mi futuro, de que ya voy a empezar a desenvolverme lejos de mis padres y mi hermana, del hogar que me vio crecer.

Es difícil y a este momento, acompañado de Interpol como música de fondo, le agrego el hecho de que me siento total y absolutamente solo. Aparte de que lo estoy, hoy me pegó más que otros días. El saber que ya no hay nadie especial que me espere con ansias. Y no niego que hay amigos que me extrañan y lo agradezco infinitamente... pero esa ausencia de ése "alguien" especial, aparte de la familia y amigos, es la que me hace reflexionar en estos momentos.

En parte esta soledad es decisión mía. Después de lo sucedido entre finales del año pasado y el primer trimestre del actual, me replanteé mis prioridades sentimentales, y por ahora mi prioridad soy yo mismo. Creo que debo aceptar que debo y tengo que estar solo por un tiempo indefinido. Creo que me dejaron más dañado de lo que ya estaba y últimamente siento que estoy perdiendo el último rastro de humanidad que me quedaba.

Son pocas las cosas que de verdad me emocionan, que de verdad me animan y que quiero hacerlas.

He perdido el ánimo, la ilusión... he perdido mucho y creo que he ganado experiencia. El corazón es un músculo, no sabe de sentimientos ni de otras cosas. Por ahora, lo limitaré a bombear sangre.

Sé que este año no habrá pastel, no habrá "mañanitas" (bueno, ya me dediqué las de Roger Waters en twitter), y que no habrá regalos ni fiesta. "Fine like this". Así está bien. Así lo quiero.

Pero en el fondo, esa maldita nostalgia que no me deja en paz, esos recuerdos de un tiempo mejor, quizás incluso el año pasado, hace exactamente un año, que mi vida tomaba un rumbo distinto y me sentía pleno, feliz. Aunque siempre viví en una mentira, fuí muy feliz.

Y pues en unas horas, tengo que volver a la rutina. Levantarme, bañarme, desayunar, ir al trabajo, tomar curso, comer, salir del trabajo, estar en el hotel...

Es tan patético el tener todo y sentir que no tengo nada. Cuántos no quisieran estar en mi lugar, con un buen trabajo, en Estados Unidos, con una ingeniería terminada y una familia amorosa a pesar de todas sus cosas malas.

Llego a los 25 años lejos de casa, pasado de peso, enfermo del hígado, soltero y deprimido...

Una copa de vino blanco para la ocasión.

1 comentario:

la MaLquEridA dijo...

Haz ganado experiencia y haz perdido inocencia querido amigo.

Reflexionar te hace bien porque hace que veas lo bueno y malo que ha habido en tu vida.

Decir que vendrán cosas mejores es como mentirte, tu sabes como está todo en tu vida y como te sientes, lo único que quiero es que sepas que siempre voy a estar, siempre.

Te mando un abrazo muy fuerte hasta allá y sabes que no te olvido.

Besos.