III

- ¿Que haces aquí?-
- Nada. Venía a saludarte.-
- ¿A esta hora?-
- Si, ¿que tiene de malo?-
- Nada, supongo que tampoco podías dormir.-
- Hace mucho que no duermo.-
- Pasa, hace frío.-
- Gracias.-

Casi nada ha cambiado. El pequeño pasillo, el olor a humedad, la salita y sus escasas 3 sillas, el mueble de los juguetes viejos, la mesita de centro con un cenicero... Me siento en una de las sillas, mientras él se dirije a la cocina.

- ¿Quieres algo de tomar?-
- Agua, por favor.-
- A chingá, ¿de cuándo acá tomas agua simple?-
- Bueno, qué tienes.-
- Don Pedro, Oso Negro, Jimador y un chorrito de... olvídalo, es muy poco.-
- Jimador, por favor.-

Se acerca a la mesa con la botella y dos vasos cortos. Se sienta y pone todo sobre de ella. Me sirvo, y le sirvo también. El silencio comienza a ser incómodo.

- Perdón por venir a esta hora.-
- Hombre, no te preocupes. Ni que fueras un desconocido; ahí si te mentaba la madre.- lo dice y ríe con poca fuerza.

-No he estado bien los últimos dias, creo que ya no sé cuanto tiempo tiene que no hablo con alguien.- El tequila sabe bien, quema.

-Hombre pues, que puedo decirte, para mí es una sorpresa verte... después de 5 años...-

-Siempre fuiste mi mejor amigo, desde que éramos niños, y creo que nunca tuve la decencia de decirte gracias. Así que... gracias.-

-No'mbre pus de qué...-

-Me tengo que ir.-

-Pero si acabas de llegar, ¿cómo que ya te vas?-

-Tengo que aclararme un poco.- La botella está casi entera, no bebimos mucho. Nos levantamos, lo abrazo. Me dan ganas de llorar. Pero las contengo. Nos dirijimos a la puerta.

- Y bueno, ¿cuando vienes para acabarnos la botella?.-

- No estoy seguro, pero guárdala, puede ser cualquier dia de éstos.-

- Perfecto, te va a estar esperando ¿eh?.- Sonríe.

- Muy bien.- Subo al cacharro de auto y me despido con un ademán. No volveré a verlo jamás. Nuestra amistad lleva más de 20 años, y no pienso echarla a perder. Te voy a extrañar, amigo.