Stephany

Ella nació el 22 de mayo del 2004, de madrugada y fué la más grande. Lo sé porque fué el dia que se casaron los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia.

Fué curioso que "Borola" sólo trajera 2 gatitos en su vientre: Stephany y Ariadna. Eso si, eran tremendos gatitos, no cabían (recién nacidos, en la palma de una mano adulta).

Sospechabamos que hubiera sido un "parto a medias", pero no. "Borola" sólo tuvo dos gatitas.

Ariadna a los pocos meses se perdió, era muy ingenua y asustadiza. Nunca supimos su suerte.

Stephany era muy inteligente, juguetona y a pesar de ser de raza criolla (corriente, pues), era muy bonita. Una de sus gracias siendo gatita pequeña, era treparse a los descanzabrazos de los sillones, agazaparse y ZAZ! pegar el brinco y en el aire mover la colita como hélice.

A veces yo la tria como loca con un rayo láser. Corria y corria con la esperanza de alcanzarlo, mientras nosotros nos partíamos de la risa.

Creció y empezó a tomar un color café muy claro, mas bien como grisáceo-cenizo. "Borola" tuvo otra camada de gatitos, 5 en total. Al poco tiempo, "Borola" se perdió, no regresó jamás. Sus 6 hijos (mas anexos) crecieron. Stephany fué la más grande de todos, y sus 3 hermanas la seguían mucho. "Güereja" a veces, estando acostadas, la abrazaba o le chupeteaba los pezoncitos, como si fuera su mamá. Y Stephany siempre bien dejada. Cuando se hartaba, nada mas les daba un zape.

En septiembre pasado, envenenaron a varios de esos gatos. Stephany sobrevivió. Tomamos precauciones y ya no dejabamos ir tan lejos a los sobrevivientes.

Pero cualquier precaución es poca para la muerte.

Desde enero, Stephany empezó a respirar extraño. Se le hundía muy extraño su abdomen. No hicimos caso, hasta que empezó a acentuarse. La llevamos al veterinario. Se sacaron rayos x.

Derrame pleural. Tenía los pulmones llenos de agua, y su capacidad respiratoria iría disminuyendo poco a poco.

El sábado tuvimos fiesta. Cumpleaños de mi hermana. Se veía agitada, pero aún asi, comió, maulló como siempre, nos gorreó comida del recalentado (a últimas fechas le gustaba mucho acercarse a nosotros a la hora de comer, y le dabamos pedacitos de carne, aunque en realidad comía de todo, yo una vez le di pan con cajeta y gustosa se lo comió) y siguió su vida. Comer, jugar poco con las hermanas, y seguir acostada.

Hoy llegué del servicio social, y la vi muy mal. Respiraba peor, muy agitada. La llevamos a medicar. Ya no opuso resistencia.

Le pusieron su medicamento y regresamos a casa.

Empeoró. Trataba de dar bocanadas de aire por el hocico. Salivaba muchisimo. Se echó en el piso y no se levantó. Vine a mi cuarto, no quería verla sufrir. Hasta que en la azotehuela mi papá dijo "Ya se está muriendo".

La vi.

Echada, haciendo un esfuerzo sobrenatural por respirar. La tomé y la puse encima de unos trapos en mi cama. Maulló corta y dolorosamente. Me miró. Digan lo que quieran, pero en su mirada vi mucho dolor, sufrimiento y desesperación. Desesperación por no poder respirar.

Bajó de mi cama como pudo, y se metió debajo. Maulló de nuevo. Moví la cama. La acaricié. Me miró. Maulló aún más dolorosamente. Su respiración era entrecortada. La segui acariciando, llamándola por su nombre (siempre que le decíamos por su nombre, respondía).

Dejó de respirar un momento y dejó de moverse. Tuvo una especie de espásmo y volvió a maullar de dolor.

Pedí que la llevaramos al veterinario, que la durmieran.

No sé si hice bien o hice mal, la tomé con una toalla y fuimos al veterinario. Nos dijo que ya era nuestra decisión, pero ya no había nada que hacer por ella. Le administraron un calmante y dejó de respirar tan agitadamente, pero lo hacía con dificultad. Hasta que quedó completamente inmóvil. Solo se le veia tratar de respirar.

Le administraron una segunda dosis, cloruro de potasio, para detener la respiración.

Y dejó de respirar.

No sé por qué uno se encariña tanto con las mascotas. Será la costumbre, la compañía, las travesuras que hacen, la necesidad de tener una compañía no precisamente humana. No lo sé. Pero sé que me dolió mucho verla sufrir y verla morir. Entre lo poco bueno de ésto, sé que fué por algo natural. Una enfermedad. No por malnacidos que gozan con el sufrimiento de animales.

Ellos deberían morir primero.

Y podrán decir "Ay tanto pinche pancho por un gato". Pues si. Hay millones de gatos en todo el mundo. Lo sé. Pero ésta gatita en especial, la vi recién nacida, la vi crecer, estuvo presente en momentos que recuerdo muy gratamente de mi vida. Le di de comer todos los dias, y me hizo momentos amargos que lo fueran menos. Hasta me hizo enojar alguna vez.

La vamos a extrañar, pues fué parte de la familia.