miércoles, 11 de septiembre de 2013

Realidad

Siempre he querido huir de la realidad, ya sea en mundos de fantasía creados por películas que me gustan, o por medio de la música. Ésta vez, por medio de mi blog.

Pero es cierto que los golpes que da la realidad son muy duros, sobre todo cuando esos golpes de realidad te centran, te sacuden la conciencia, te plantan los pies en la tierra y te hacen comprender que no todo será color de rosa siempre.

Hace un par de meses, mis mejores amigos se separaron por una cuestión que no mencionaré. Llevaban viviendo juntos 5 años, mismos de los que fui parte por la gran cantidad de reuniones que realizábamos.

Eran buenos momentos de música, alcohol y risas.

Cuando mi amiga me llamó llorando y me dijo lo que había sucedido, no supe que hacer. ¿Qué le podría decir? ¿Que todo iba a arreglarse? Claro que no. Por la magnitud del problema, era imposible que todo volviera a ser "como antes".

A mi amigo no lo he visto, y hemos hablado poco, pero creo que él lo ha tomado más tranquilo. Parece que esos buenos momentos se fueron a la basura en un abrir y cerrar de ojos.

Pero, ¿qué debía hacer yo?

Decidí no hacer nada. No era mi papel después de todo. Lo poco o mucho en lo que pueda apoyarlos, a cada uno por su cuenta, será lo que haga.

Ése golpe de realidad hizo que mi pequeño grupo de amigos se desintegrara. Me hace sentir extraño.

El otro golpe de realidad va de la mano con el anterior.

Hay muchas cosas que no he posteado aquí, no por temor a nada sino por falta de tiempo y falta de inspiración. Aparte de que hubo un tiempo en el que la mayoría de entradas iban dedicadas a una sola persona (de quien, de nueva cuenta hablaré en próximos posts).

Mi última relación sentimental se empezó a fraguar cuando estuve en Texas, hace 2 años. Platicando con una amiga (parte de ese grupo de amigos que se desintegró) comenzaron los flirteos, los "cariñitos" y las indirectas. Era extraño, siempre la había visto como a mi "amiga de borrachera" y no como algo más. Mi amiga Maryta se había convertido en Marisol.

Cuando volví a México, nos pusimos de acuerdo para vernos. E hicimos lo que hacía mucho tiempo no hacía: ir al bosque de Chapultepec. No sé por qué decidí que fuéramos ahí. Lo curioso es que nos vimos en el Auditorio Nacional, nos saludamos, nos abrazamos... y estábamos estúpidamente nerviosos, algo que nos dio mucha risa porque ya teníamos varios años de conocernos. 5 mas o menos. Y no era posible que, ahora que nos veíamos solamente ella y yo, nos pusiéramos nerviosos. Parecíamos niños de secundaria.

Caminamos sobre Reforma, entramos al bosque, comimos ahí, y caminamos más hasta perdernos. Estuvimos platicando mucho, de nuestras vidas, de nuestras metas, del trabajo, de música... es curioso, muchas veces creemos conocer a una persona con la que compartes conciertos y cervezas, y cuando de verdad platicas con ésa persona te das cuenta que no conocías ni el 1% de ella.

Terminamos en una banca de la glorieta de la Diana. Platicábamos acerca del amor, de nuestras antiguas parejas, de lo que se siente estar con alguien, de sexo... Era extraño para mi, primero porque tenía muchísimo que no salía con una chica (en plan de cita como tal) y porque estaba en mi modo "Dr. Manhattan" queriendo deshacerme de cualquier tipo de sentimiento y sensación humana. Decidimos que era tiempo de una chela.

Fuimos a un bar de la Zona Rosa, seguimos platicando entre cervezas y canciones en vivo. Empecé a sentirme a gusto. Pero no quería hacerme ilusiones, así que antes de que otra cosa sucediera, decidimos irnos a casa.

En el camino nos abrazábamos, seguíamos platicando y contándonos chistes. Cuando llegamos cerca de su casa, nos abrazamos y nos miramos a los ojos. Por más que me resistí, en esa eterna lucha interna que tengo contra los sentimientos, terminamos besándonos. Y ese primer beso hizo que bajara todas mis defensas y dejara de resistirme. Empecé a sentir "algo" por ella.

Tuvo que pasar casi un mes para que fuéramos novios. Fuimos a comer a Plaza Aragón y ahí lo platicamos. Decidimos que, como cada quien ya conocía el historial del otro, ya sabíamos a lo que le tirábamos.  Pero nos dimos la oportunidad. Y, como generalmente sucede, procuro no arrepentirme de lo que hago o de las decisiones que he tomado en mi vida.

Fue una relación muy intensa, llena de muchos buenos momentos y de pocas peleas o discusiones. En el sexo ni se diga, los dos teníamos una química sexual muy fuerte. La intensidad de esos momentos, era algo que ya había olvidado. También fuimos a muchos conciertos, tanto con nuestro grupo de amigos como por nuestra cuenta, y se volvió en la relación más formal que he tenido en estos años. Conoció a mi familia, conocí un poco más a la suya, pasé uno de mis mejores cumpleaños con ella. Me quedé muchas veces en su casa y ella se quedó muchas veces en la mía.

Pero llegó el momento en el que nos empezamos a aburrir. O al menos yo si. Lo platiqué con ella y decidimos poner pausa. Me alejé un tiempo, hasta que dimos por terminada la relación. Curioso, no la extrañaba ni sentí ese vacío emocional que antes me dejaban los rompimientos con mis parejas.

Supongo que de alguna manera he logrado quitarme los sentimientos de encima.

En el inter (y sólo para que haya constancia) salí con una amiga de la secundaria, Yazmín. Nos hicimos "novios" por exactamente 2 semanas. Hubo sexo, si, pero ha sido el más aburrido y poco complaciente sexo de mi vida. Y la chica, después de estarlo haciendo en su departamento, desnudos en su cama me dijo que quería tener hijos. Ya. Ahorita.

Obviamente eso no forma parte de mi plan de vida, ni a corto ni a mediano plazo. Me atrevo a decir que ni a largo plazo, no me veo teniendo hijos en, al menos, otros 5 o 7 años. Discutimos al respecto, ella seguía aferrada y yo firme en mi negativa. Terminamos por dejarnos de hablar.

En fin. Volviendo al tema de la mota... Por azares del destino volví a comunicarme con Marisol. Creo que fue por una foto de mi gato negro que puse en Facebook. Empezamos con los comentarios, luego pasamos a los mensajes privados y después terminamos por ponernos de acuerdo para vernos. Decidimos ir a tomar unas cervezas con mis amigos mencionados arriba. De haber sabido que era la última vez que saldríamos juntos, hubiera tomado fotos. Nos la pasamos muy bien, como siempre había sido.

Esa noche nos quedamos en mi casa. No hubo sexo porque ella estaba, digamos, "no disponible" ese día. Pero eso no evitó que nos "quitáramos las ganas" de otras formas. Después de todo, habían pasado ya un par de meses desde que nos dejamos de hablar.

Al otro día la llevé a su casa. Y ése día sucedió el problema de mis amigos, en el que de alguna manera Marisol se vio involucrada.

No nos hemos vuelto a hablar desde entonces.

Estos últimos días han sido muy extraños, además de pesados por el asunto de mi certificación en el trabajo. Como he puesto en posts anteriores, es triste que no tenga a alguien especial para poder compartir este tipo de momentos (que espero yo sea un momento agradable, si paso la certificación). Es triste porque de alguna manera desearía tener a alguien conmigo, alguien especial (aparte de mi familia, claro).

Pero no lo hay.

Y, creo, que no lo habrá en mucho, mucho tiempo.

La realidad es cruel. La realidad es dura y jodida. La realidad te agarra a bofetadas cuando menos te lo esperas, cuando las cosas van "bien". Cuando piensas que todo es perfecto, llegan estos golpes de realidad en los que te sacan de tu mundo de fantasía, y te regresan a esta basura llamada vida.

No nos queda de otra que admitir y aceptar nuestra realidad y seguir adelante.


Ya, lléguenle.

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