martes, 22 de abril de 2014

Cirugía mayor

El pasado 5 de marzo me sometí a una colecistectomía por colecistitis litiásica agudizada.

En castellano, me operaron para sacarme la vesícula biliar, ya que tenía piedras en ella.

Fue quizás por allá de octubre o noviembre del 2013 cuando tuve los primeros síntomas: dolor abdominal agudo, nauseas, dolor y más dolor.

No le hice mucho caso e, incluso, ataqué el problema con alcohol en forma de whisky y cerveza. No es que no me importe mi salud, es que si me va a llevar, que me lleve bien comido, bebido y cogido.

Digo yo.

Fue en enero pasado cuando el dolor fue más insoportable y decidí que era momento de acudir al galeno.

El dotor sirujano me dijo que tenía que hacerme un ultrasonido... pero yo no estaba embarazado. Me dijo que era un ultrasonido de vesícula, hígado y vías biliares, para descartar colecistitis litiásica, entiéndase, para corroborar o descartar piedras en la vesícula.

El condenado ultrasonido, nada barato, no dio un resultado concluyente, salvo el hecho de señalar que mi vesícula estaba inflamada.

Llegó el 4 de marzo y yo estaba fuera de casa. Conviviendo y con-bebiendo un poco. En la madrugada, intentando dormir, el dolor empezó a atacar. Quise contrarrestarlo como ya me había acostumbrado a hacerlo: con un fuerte analgésico.

No dio resultado. El dolor era más y más fuerte y agudo. Y dejaba de centrarse en mi costado izquierdo para empezar a abarcar todo mi abultado y grasoso abdomen.

Llegó un momento en que el dolor era completa y absolutamente insoportable, así que pedí auxilio.

Un taxi tardó media hora en pasar por mi, media hora en la cual estuve en una calle fría y desolada de Azcapotzalco, de pie y cargando mi laptop en la mochila. Heroico el pedo.

El taxi llegó quitadísimo de la pena, me llevó a casa con total calma, y cuando alerté a mis padres acerca de mis dolencias, el taxista, al despedirse, me dijo "Cuídese joven, por lo que oí está usted grave..."

Al llegar a casa, mi padre ya tenía a la mano los documentos de mi seguro de gastos médicos, me asesoré por teléfono (¡con el maldito dolor insoportable!) y salimos volando al hospital.

Llegué a la sala de urgencias y de inmediato me administraron suero y analgésicos, mientras me tomaban también muestras de sangre para los estudios pre-operatorios.

Los analgésicos ya estaban haciendo efecto. Sala de urgencias.

El médico urgenciólogo me hizo ver mi suerte: mi vesícula estaba hecha mierda y tenía que ser extirpada.
Mi mano con suero.

No voy a negar que sentí un poco de temor, puesto que la única cirugía que tenía hasta el momento, era mi extracción de terceros molares, conocidos como "muelas del juicio", y de eso ya más de 10 años.
No fingía (mucho). El dolor era real.

Se me administró medicamento para estar listo en el momento en que llegara el cirujano. Eran las 12 del día y yo ya estaba en piso, escuchando a Nacho Vegas cantarme: "... en la cama de un sucio hospital continúo en soledad..."
Vista parcial de mi cuarto. En esos momentos me estaban operando.

El cirujano me explicó toda la intervención, que duraría aproximadamente 4 horas, que sería laparoscópica, es decir, sólo haría 3 pequeñas incisiones en mi maltrecho cuerpo, y que si hubiera una complicación, tendría que abrirme cual cerdo en engorda.

Dieron las 14:00 CST cuando me ingresaron al quirófano.

Mi pulso empezó a aumentar, de tal manera que la anestesióloga me pidió que me relajara para bajar el ritmo cardiaco.

Comencé a contarle la historia de mi vida, empezando por el más viejo recuerdo que tengo... cuando Morfeo llegó en chinga y me tomó en sus brazos. La anestesia había hecho efecto en menos de 120 segundos.

Cuando desperté, tenía un dolor diferente en el abdomen, me dolían los ojos y la garganta. La anestesióloga me preguntaba cómo me sentía. La verdad es que no podía hablar aún, estaba demasiado anestesiado.

¡Mis niñas! Esas eran las piedras en mi vesícula.

Me subieron a piso. Creo recordar que me hice el fuerte y yo mismo me pasé de la camilla del quirófano, a la camilla de mi cuarto.

Pasaron quizás un par de horas, cuando llegaron mis padres a verme. Se les veía nerviosos pero aliviados de que su vástago y primogénito no se haya quedado en la plancha.

Estuve internado en recuperación los siguientes dos días. La verdad no me puedo quejar, tenía TV por cable, cama reclinable a control remoto, instalaciones de primer mundo, baño con regadera para mi solito, vestido con escotazo en la espalda... (momento, éso suena a algún post del 2010).

Las enfermeras me trataron de maravilla, incluso con una de ellas pude bromear cuando me hizo un cuestionario de rutina:

- ¿Estado civil?
- Felizmente soltero.
- ¿Religión?
- Internet.
No escatimaban en alimentarme como me gusta.

El sábado 8 de marzo salí del hospital casi por mi propio pie. Las pequeñas heridas ya no sangraban tanto y el malestar de mis tripas era un poco menor, aunque no podía dormir "de ladito".

Saliendo del hospital. Nótense los parches de las incisiones.

Comencé a recuperarme en casa y volví a mis labores Ericssonianas el pasado 25 de marzo. Todo en relativa calma, salvo un episodio en el que una de las heridas empezó a sangrar y a supurar un líquido extraño, que afortunadamente, no era otra cosa más que suero y un poco de grasa corporal, señal de que la cicatrización iba por buen camino.

Al día de hoy me siento 99.99% bien, salvo algunas ocasiones en las que me duelen un poco las heridas o el estómago, cuando me atrevo a comer lo que el médico me dijo que no debía comer.

Y así, pocos lectores míos, fue cómo por primera vez en la historia de El Maestro Karnicero, pisé un quirófano (bueno, no lo pisé, sólo estuve en el, acostado) y salí victorioso de la primer (y espero, única) vez que me someto a una cirugía mayor.

Agradezco de antemano a todos aquellos que me llamaron y mensajearon durante mi estancia en el hospital.


Y aqui seguimos, en la lucha del día a día, esperando un par de cambios que vienen en la vida y que, seguramente, se mencionarán aquí en próximas entradas.














































Ya lléguenle a su planeta pues!

2 comentarios:

~°~ PoEtEsS ~°~ dijo...

amigo!! yo ni sabia, además de que perdi tu numero, me acabo de reintegrar al blog con la esperanza de encontrarme de nuevo aunque sea un poco.
la verdad me alegro de saber de ti aunque sea de esta manera y saber que estuviste en el hospital, pero ya sabes que te lo había dicho por alla de enero creo... espero que estes bien y que sigas mejorando el dolor se quitara y espero que esto te sirva para dejar de lado esos vicios, no todos eh

JMG dijo...

Hola estimado Napoleon, me da gusto ver que tu operación de bypass gástrico fué todo un éxito.