Y se oyen voces que hablan de desahucios
y sé que quieren derribar mi humilde mansión.
Al parecer pretende abrir aquí una nueva boutique
un tal Louis Vuitton.
Puede que lo hable con él…
O puede que me atrinchere aquí,
y como cualquier animal ya sabré lo que hay que hacer.
O entienda que si no pierdo la fe es porque
jamás llegué a tener una que perder.
Llego a los 28 años con muchas cosas buenas. Llego con relativa salud (dejando mi evidente sobrepeso aparte) y con muchas cosas que recapitular.
Primero, llego con muchos logros alcanzados, muchas metas que he cumplido y que me tienen en relativa calma profesional. Sé que aún no me he titulado, y ahora con la crisis por la que pasa el IPN veo difícil retomar esos trámites. Pero con todo y eso me siento "bien" en mi ámbito profesional.
Después, llego en una circunstancia diferente a la que ya había estado "acostumbrado" de una forma u otra. El hecho de vivir con mi pareja ha sido una muy agradable y satisfactoria experiencia. Creo que al fin tengo la estabilidad emocional que tanto necesitaba. Y le agradezco mucho todo lo vivido y lo que nos falte por vivir.
Y claro, llego agradeciendo a esa fuerza superior que yo llamo Gran Arquitecto del Universo, que mi familia se encuentre en muy buen momento, en el que mi padre y mi madre están sanos y mi hermana también. Creo que nos hacía falta romper esa rutina que nos ponía de malas a todos y que nos orillaba a tener problemas muy seguido.
Este año no habrá una fiesta en grande, no habrá Infames del Norte tocando, no habrá carne asada (o si?) ni habrá mucho de lo que hubo el año pasado.
No importa.
Como dice Carmelo Vargas en "La Dictadura Perfecta": "Estoy en la plenitud del pinche poder."
Llego con tranquilidad, con ciclos cerrados (y quizás quede alguno por cerrar) y con nuevas experiencias en puerta.
Me acerco peligrosamente al temido "tercer piso" y creo que voy por buen camino.
Pero en veintiocho años,
vean que la reconstruí
con estas sucias manos
un millar de veces y sigo viviendo así,
como un rey en mi palacio de papel.
Se está bien aquí, se está bien.
La mujer del tiempo anuncia un huracán,
pero no me iré; resistiré.
Y si no, ya lo estaré posteando el año que viene.
Ya, lléguenle!
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