Fin de año completamente musical

Y siempre dejo abandonado mi blog por más de un més, pero no es para menos, pues el trabajo me consume mucho del tiempo que antes invertía aquí, asi que procuraré al menos publicar algo una vez al mes para que se vea que aún tiene vida.

Se rumoraba por ahi de principios de año que RAMMSTEIN vendría a México a promocionar su nuevo material "Liebe isft für alle da" (abreviado LIFAD para efectos de ahorro de espacio). El disco salió en enero en México, y para mediados de año los rumores eran cada vez más fuertes, dado que la banda participaría en un festival en Canadá el 9 de diciembre. Entonces, dado que saltarían el charco, era muy probable que se hicieran presentaciones en el resto del continente, cosa que fué confirmada unas semanas después: RAMMSTEIN tocaría en Argentina, Chile, Brasil y México, siendo en éstos últimos los únicos países en los que tocarían 2 fechas.

Siendo asi, se aplicó el viejo truco de comprar en preventa, porque volaron los boletos. También se sintió la incertidumbre por los precios, pues cuando se publicaron, eran demasiado baratos.

El lugar, el Palacio de los Deportes. El boleto más caro estaba en $750 pesos. Pista general. Y ciertamente ahí era el lugar donde debía estar. En el 2001 que vinieron, me fué imposible irlos a ver, cuando acompañaron a Kiss en su "Psycho Circus" pero me enteré de la euforia y desmadres que se armaron en el Mixup de la Zona Rosa cuando dieron una firma de autógrafos. Más de 1 millón de fans abarrotaron la calle de Génova y al rededores de la zona, tanto así que (me enteraría años después) que incluso desalojaron a gente de los edificos aledaños para evitar problemas. Los fans mexicanos son los más aguerridos.

Cuando salió el DVD "Lichtspielhaus", allá por 2003 o 2004, en una de las entrevistas Paul Landers, guitarrista de la banda, menciona que muy probablemente el próximo disco en vivo sería grabado en México, pues les sorprendió ver que todos cantaban sus canciones y tenían más energía que en otros países.

Se confirmó que en las dos fechas en México se grabará un DVD, que se publicará junto con un álbum de éxitos con algunas canciones inéditas en 2011. Así que la más perfecta máquina alemana hará arder a la Ciudad de México los próximos 6 y 7 de diciembre. Ya contaré que tal me fué.

Pasando a otro estilo menos pesado, cuando yo era un crío mi padre ponía un vinilo en un viejo estéreo Sony que tenia tornamesa, y una melodía ambiental emanaba de las bocinas. Eran sonidos de la naturaleza, una persona remando y sonidos electrónicos muy extraños. "Signs of life" se llamaba dicha melodía. La portada del LP era un tipo mirandose a un espejo sentado en una cama, de miles que estaban formadas a lo largo de una playa. El disco me llamó la atención, y un par de veces lo escuché por mi cuenta. Hubo una canción en especial que me atrapó: "One slip". Tiempo después, vería en el canal 11 una película que tenía como base auditiva a un grupo de rock. Recuerdo que la parte que más me impactó en aquel entonces, era ver unos dibujos animados de una paloma, que explotaba y emergía un águila negra, aviones zurcaban el cielo y se convertían en cruces...

Fué así como conocí a Pink Floyd. El disco "A momentary lapse of reason" y "The wall" fueron los primeros que conocí de ellos. Ya un poco más grande, hace 5 años para ser exactos, me sumergí en su discografía y me encontré con un disco sublime: "The dark side of the moon". Es un disco que hizo historia en su momento, y que es difícil no ser atrapado por él. Desde su inicio hasta el final, las letras y los arreglos musicales y la temática de la locura son una mezcla excelsa. También conocí su discografía "menos famosa" y canciones como "Cymbaline" y "Echoes" me engancharon a la banda inglesa.

Precísamente en 2005, durante el Live8, después de más de 20 años sin estar juntos, Roger Waters, David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright volvieron a tocar juntos. Fué una imagen increíble.

Desafortunadamente, en septiembre del 2008, Rick Wright (tecladista de la banda) falleció de cáncer. La noticia me cayó como bomba, pues yo anhelaba que los rumores de una gira de despedida de los miembros originales (a excepción de Syd Barret, quien falleció en 2006) se hicieran realidad.

Pero fué también a principios de este año en el que me enteré que Roger Waters, con motivo del 30 aniversario de "The Wall" haría una gira con dicho show por el mundo, y que tenía contemplado a México en él. Se vino la preventa y los boletos se agotaron. Desafortunadamente yo ya había agotado mis recursos monetarios y me fué imposible conseguir un boleto en la primer fecha. Fué tan rápido y tan peleado el aforo de esa fecha, que se decidió abrir una segunda y una tercera. Por suerte, pude conseguir un boleto para la segunda fecha.

"The Wall" fué parte de mi vida en 2005, como dije con anterioridad. Canciones como "Hey you", "Comforably numb" o "One of my turns" ayudaron a mejorar (o empeorar) mis padecimientos emocionales, al grado de que no hay momento en el que no tenga la necesidad de escucharlas. Es un disco que, a pesar de que la temática fué basada en la experiencia de Roger como de Syd Barret (recordar en la película a Bob Geldof sin cejas, que es una referencia a Barret que habitualmente lo hacía) y con la Segunda Guerra Mundial, no se pierde en el tiempo, no se estancó en la época en la que nació, sino que hoy en día encaja igual que cuando se derribó el Muro de Berlín.

Y bien, son los conciertos con los que espero cerrar el año, así ya tendría completa mi lista de "Debo verlos en vivo antes de morir": Héroes del Silencio, Rammstein y Pink Floyd. En la mira están otros grupos como Placebo, Interpol o volver a ver a Enriqe Bunbury solista, pero creo que los más "grandes" son los que tienen prioridad.

Ya les contaré mis experiencias en cada uno de ellos, pero mientras...

YA LLÉGUENLE!