Another brick in the wall. |
Según mi acta de nacimiento, llegué a este mundo el 20 de octubre de 1986.
La verdad es que ésta vez sí quería festejar mi cumpleaños y lo hice bien.
Primero familia, después los amigos fueron llegando. Comimos una carne asada extremadamente deliciosa que preparamos mi padre y yo, y que acompañamos con una copiosa cantidad de cerveza bien fría.
He de confesar que me hicieron falta muchas personas, tanto invitados como algunos que ya no están aquí, como mi abuelo Nacho que decidió partir de éste plano en enero pasado. Cada año en mis cumpleaños me traía una bolsa de dulces o chocolates, se tomaba unas cervezas o unos tequilas para celebrar y volvía (o lo llevábamos) a su casa.
Recuerdo que en mi cumpleaños 19 me tomé con él una botella de vino blanco, platicamos mucho y de hecho, también mi abuela estuvo ahí. A éstas alturas creo que no me entristece, sólo es el sentimiento de nostalgia y el saber que ahora es sólo un recuerdo.
El año pasado mi cumpleaños fue algo difícil; me encontraba muy lejos de mi familia, en Estados Unidos, y a pesar de haber tenido una sesión de Skype con ellos, al terminarla y darme cuenta de la soledad de mi habitación de hotel tiraron mi ánimo por los suelos. Para mi buena suerte, los compañeros del trabajo me llevaron un pastel, lo partimos y salimos a cenar algo, acompañado de cervezas. Y de regreso al hotel.
Lloré.
Lloré por mi soledad, por mi condena de estar solo, por extrañar a mi familia.
Lloré por mí y porque a pesar de tenerlo todo, me sentía total, completa y absolutamente vacío.
Éste año ha sido muy diferente.
Rodeado de amigos, de buena compañía, con mis padres y mi hermana, con la gente que de verdad me aprecia y que me lo han demostrado, especialmente mi pareja, Marisol.
La fiesta se extendió hasta las 8 de la mañana del domingo. Hubo baile, hubo sesión de guitarra, hubo karaoke, muchas risas, mucho rock, muchos regalos.
El domingo, después de despertar y ensamblarme, fui con mi familia al cine a ver "Frankenweenie" y me divertí mucho.
Me dormí muy temprano, ya que aún sufría los estragos de la desvelada.
Digo, no se cumplen 26 años todos los días.
1 comentario:
¿Y no te felicité?
Vaya creo que merezco no me vuelvas a hablar en la vida pero como eso no va a pasar pues te dejo un abrazo muy fuerte, alegrándome mucho que te la hayas pasado chido.
Recibe un abrazo muy fuerte amigo.
Publicar un comentario